miércoles, 29 de junio de 2011

La Pequeña Vela.

Erase una vez una pequeña vela que vivía feliz su vida en una cajita, cierto día se pregunto: ¿para qué servíra este hilo negro y finito que sobresale en mi cabeza?
Una vela vieja que estaba a su lado le dijo: ese es tu “cabo” y sirve para que seas  “encendida, para que des Luz”.
¿Ser “encendida”? “¿Luz? ¿Qué significaría eso?.
La vela vieja le dijo que era mejor que nunca lo supiese, porque era algo muy doloroso.
Mas esta advertencia no le importo, ella siguió y siguió buscando y preguntando.
Primero pregunto a las flores de papel, quienes vivían en la habitación, mas ellas no sabían nada, “pregunta a la Gallina y a los pollos” dijeron las flores, la velita corrió a preguntarles pero ellos tampoco sabían nada. “Pregunta a las aves del cielo ellas están más cerca de la luz verdadera” dijeron los pollos. Entonces la velita salió y llamo a las aves del cielo, a lo que ellas contestaron: “nosotras somos las aves del cielo, nosotras no sembramos ni cosechamos, ni guardamos en graneros; mas la Luz verdadera es quien nos alimenta”.
¿Ahh?? Que dicen aves? ¿No les entiendo?
Un día, “la Luz verdadera que ilumina a todo hombre y todo ser en la tierra”, vio que esta velita lo estaba buscando y preguntándolo; le fue agradable a sus ojos y con su presencia contagiosa y su Grandioso poder se acercó y con su mano poderosa la encendió.
Ella se sintió muy Feliz saltaba de la alegría se sentía viva y totalmente nueva, pero pronto también se dio cuenta que la luz constituía no solo una alegría, sino también una fuerte exigencia. Para que la luz perdurara en ella, tenía que alimentarla desde el interior, a través de una búsqueda diaria de aquel que la encendió, de una permanente consumirse y de un constante derretirse por Amor. Entonces su alegría cobró una dimensión más profunda, pues entendió que su misión era consumirse al servicio de la luz y aceptó con fuerte conciencia su nueva vocación.
A pesar de todo, a veces la velita miraba por la ventana y pensaba “ ah hubiera  sido más cómodo no haber recibido esta  luz, me derrito a diario, y mi vida hubiera sido mas fácil al solo quedarme “ahí”, tranquilamente sin esforzarme” y en ese momento tuvo la tentación de dejar morir la llama, de dejar morir la luz y  volver a su vieja vida.
Pero la luz le permitió mirar más fácilmente a su alrededor y ese día alcanzó a darse cuenta de que existían muchas velas apagadas en esa habitación. Unas porque nunca habían tenido la oportunidad de recibir la luz. Otras, por miedo a derretirse, y las lejanas, porque creyeron que su Luz no podría Vencer a las corrientes de aire.  En ese momento se preguntó muy preocupada: ¿Podré yo encender otras velas? …


"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."  (Mateo 5:14)

martes, 21 de junio de 2011

El Alfarero Junio 2011

Cuando existe el dolor y ansiedad en el interior, se toman decisiones malas y apresuradas, reacciones ofensivas que crean barreras dentro del círculo social, perdiendo de vista la misión...


El Alfarero nos trae maravillosas Reflexiones


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miércoles, 15 de junio de 2011

La pelicula recomendada de Junio

El León de Judá (The Lion of Judah)

Dirigida por Deryck Broom y Roger Hawkins. Se estreno el 25 de febrero de 2011.
“El León de Juda”, es un largometraje animado en animación 3D que narra la historia de una pequeña oveja y sus aventuras con sus compañeros del establo de Belén. —Judá el cordero, Jack el burro, Horacio el cerdo y Drake el gallo— son testigos de los acontecimientos vividos en tiempos de Jesús: su predicación, crucifixión y posterior comportamiento de los apóstoles.

martes, 7 de junio de 2011

8 Añitos y Viajaba Sola ...

El tren corría en dirección oeste. Al parar en cierta estación subió una niña de unos ocho años llevando un paquete bajo el brazo, se sentó y empezó a mirar a los viajeros, todos extraños para ella. Parecía cansada y mientras disponía el paquete como almohada, pasó el revisor a quien pregunto simplemente, si podía dormir allí. Este le dijo que sí; pero antes debía mostrarle el billete, a lo que la niña respondió que no tenían ninguno.

-¿A dónde vas, pequeña?
-Voy al cielo.

El revisor mirando alrededor extrañado respondió:
-Bueno ¿Quién paga tu billete?

-El Señor Jesús – se apresuró a responder la niña y añadió:
¿No va este tren al Cielo y Jesús viaja en él?

¿Me parece que no – respondió el revisor intrigado por la
Ingenuidad de la pequeña –pero ¿por qué dices eso?

-Porque mi madre solía cantar del tren que va al cielo y que Jesús pagó el precio de todos los que en el viajan, pero ahora ya no puede cantarme eso. Se durmió hace algunos días y unos hombres vestidos de negro se la llevaron en un coche: Por esto yo he decidido ir a reunirme con ella tomando el tren. ¿No sabe usted, señor, la canción del tren que va al cielo, y no la canta a su niña para que se duerma? ¿O es que usted no tiene ninguna niña? Insistió, observando el silencio del supervisor.

Este replico conmovido:- tuve una niña pero ya se murió y fue al Cielo.
-¿Y usted va ahora a verla?-pregunto la niña vivamente interesada.

En este punto ya varias personas estaban de pie escuchando tan curiosa conversación, ya a algunas le asombraban furtivas lágrimas. Alguien dijo: -esta niña es un ángel

- No, yo soy Margarita; los ángeles están en el cielo con el Señor. Y añadió: ¿Ustedes todos van al Cielo? ¡Cuánto me alegro! Porque ustedes todos aman al Señor Jesús y le han pedido entrar allí, ¿no es verdad? Mi mamá me decía que a todos los que creen que El murió por sus pecados y le aceptan como su Salvador les da entrada en el Cielo.

- Tu mamá sería muy buena -- interrumpió una viajera --¡oh no! Ella no quería que yo dijera esto cuando me besaba y me regalaba cosas. Decía que nadie es bueno sino Sólo Dios, y que las personas que se creen buenas no van al Cielo sino las que se reconocen malas y piden al Señor Jesucristo el perdón de sus pecados de todo corazón.

Y fijando los ojos azules en el revisor exclamó. - Usted no me ha dicho todavía que va al Cielo. ¿Es que no quiere ver a su niña? ¿O es que no es amigo del Señor Jesús? El revisor ya no podía aguantar más. Un viajero le hizo señal de que le pagaría el billete y contestó con un signo negativo, el cual la niña interpretó como dirigido a ella y replicó lentamente:

 - Entonces, ¿qué quiere usted que diga a su Jesús y su niña en el Cielo? ¿Le diré que usted no puede ir al Cielo ahora pero irá a verlo más adelante?.¿O es que no es amigo del Señor Jesús?




Foleto Iglesia Ebenezer