martes, 22 de marzo de 2011

Como Las Aguilas...

Un rey recibió como obsequio dos Águilas y las entregó al maestro de cacería para que los entrenara. Pasaron unos meses, el instructor le comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía, no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.

Por la ventana de sus habitaciones, podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un Mandato entre sus súbditos para que alguien la hiciera volar. A la mañana siguiente, vio al Águila volando ágilmente en los jardines.

Traedme al autor de ese milagro, dijo.

y en seguida le presentaron a un campesino.

¿Tú hiciste volar al Águila? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
No fue difícil, su Alteza contesto: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se Alzo a volar.


Así somos los seres humanos. Estamos atados al pasado no nos damos cuenta de que tenemos el poder de volar y buscar nuestro verdadero destino.


Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos, creemos que eso es lo único que existe. Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos. Viven nuestros valores, nuestro miedos y nuestras limitaciones. En esa zona reina nuestro pasado y nuestra historia. Todo lo conocido, cotidiano y fácil. Es nuestra zona de confort y por lo general creemos que es nuestro único lugar y modo de vivir.

Tenemos sueños, queremos resultados extraordinarios, buscamos oportunidades pero no siempre estamos dispuestos a asumir responsabilidades y a transitar caminos difíciles o incómodos. Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible y aprendemos a vivir desde la resignación.

En muchas ocasiones lo tenemos todo y no logramos vivir plenamente; quizá es necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo. A veces las cosas inesperadas y que en principio parecen negativas son verdaderamente bendiciones.

¿Sabes que tienes alas?
¿Sabes que puedes volar?
¿A qué estas agarrado?
¿De qué no te puedes soltar?

¿Esperaras a que corten tú rama?
¿Cuáles son las razones que hoy te impiden levantar vuelo?


Comienza con creer en el sueño que Dios tiene para ti y que ha puesto en tu corazón. Comprométete con ese sueño y ten confianza en Dios y en la capacidad que Él te ha dado para lograr tu sueño.
Ten presente que…”No puedes descubrir nuevos mares… a menos que tengas el coraje de perder de vista la costa”.


….levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
 (Isaías 40:31)

1 comentario:

  1. entonces a volar se dijo... Dios nos lleva mas allá de lo que podemos imaginar, en Cristo todo es posible!!!!!

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